conoce a Dios

Creador

Dios es el Creador y Sustentador de todas las cosas, el Ser supremo y soberano que existe por sí mismo desde toda la eternidad. Él es amoroso, justo y misericordioso, revelándose a sí mismo a través de su Palabra y su creación. 

Salmos 146:5-7 Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob,

Cuya esperanza está en Jehová su Dios, El cual hizo los cielos y la tierra,

El mar, y todo lo que en ellos hay; Que guarda verdad para siempre,  

Que hace justicia a los agraviados, Que da pan a los hambrientos.

Dios es el único en quien podemos confiar plenamente, porque Él es fiel y verdadero en todo momento (Salmo 33:4).

Infinito Amor

El amor de Dios es inmenso e incondicional. Se manifiesta en su gracia y misericordia hacia nosotros. «El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor» (1 Juan 4:8). Este amor infinito se muestra de manera suprema en el sacrificio de Jesús en la cruz. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna» (Juan 3:16).

 

El amor de Dios es paciente y bondadoso, siempre dispuesto a perdonar y a restaurar. «El Señor, el Señor Dios compasivo y clemente, lento para la ira, y abundante en misericordia y fidelidad» (Éxodo 34:6). Este amor nos llama a amarnos unos a otros y a reflejar su amor en nuestras vidas diarias, viviendo en gratitud y obediencia a Él.

 

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Perdonador

Solo Dios es Perdonador en esencia y perfección. Él no perdona como los hombres, con reservas o condiciones ocultas. Su perdón es absoluto, inmerecido y nace de su carácter santo y misericordioso. Él limpia la culpa y quita el pecado, pues tiene autoridad para absolvernos y declararnos justos por la obra de Cristo. Nadie más puede perdonar como Él perdona, porque solo Él es Dios. Su perdón nos da vida, esperanza y libertad verdadera.

“Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias.”
Salmo 103:3

Omnisciente

Dios es omnisciente, lo que significa que conoce todas las cosas, pasadas, presentes y futuras. No hay nada oculto para Él. «Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito» (Salmo 147:5).

 

Su conocimiento abarca todo el universo y cada detalle de nuestras vidas. «Aun antes que haya palabra en mi boca, he aquí, oh Señor, Tú ya la sabes toda» (Salmo 139:4). Este conocimiento perfecto asegura que Dios siempre tiene el mejor plan para nosotros y que su guía es infalible. En su omnisciencia, Dios también conoce nuestros pensamientos y las intenciones de nuestro corazón. «No hay criatura oculta a su vista, sino que todas las cosas están al desnudo y abiertas a los ojos de Aquel a quien tenemos que dar cuenta» (Hebreos 4:13). Su omnisciencia nos asegura que estamos plenamente conocidos y comprendidos por Él

Inmutable

Dios es inmutable, lo que significa que nunca cambia. Su carácter, voluntad y promesas permanecen constantes a lo largo del tiempo. «Jesucristo es el mismo ayer, hoy, y por los siglos» (Hebreos 13:8).

 

Esta inmutabilidad es una fuente de gran consuelo para los creyentes, ya que podemos confiar en que Dios siempre será fiel a sus promesas. «Porque yo, el Señor, no cambio; por eso vosotros, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos» (Malaquías 3:6). En un mundo en constante cambio, la inmutabilidad de Dios nos proporciona una ancla segura para nuestra fe. Sabemos que su amor, justicia y verdad nunca varían. «Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en quien no hay cambio ni sombra de variación» (Santiago 1:17). La inmutabilidad de Dios nos asegura estabilidad y confianza en sus promesas eternas.

Omnipotente

Dios es omnipotente, poseyendo todo el poder en el cielo y en la tierra. No hay nada imposible para Él. «Porque nada hay imposible para Dios» (Lucas 1:37). Su omnipotencia se manifiesta en la creación del universo, en su control soberano sobre todas las cosas y en su capacidad para realizar cualquier cosa que Él desee. «Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es infinito» (Salmo 147:4-5). La omnipotencia de Dios es una fuente de gran consuelo para los creyentes, ya que nos asegura que Él tiene el poder para cumplir sus promesas y protegernos de todo mal.

 

«Jehová de los ejércitos ha jurado, diciendo: Ciertamente será como lo he pensado, y se realizará como lo he determinado» (Isaías 14:24). Confiamos en su poder absoluto y en su soberanía perfecta.

Santo

Dios es omnipotente, poseyendo todo el poder en el cielo y en la tierra. No hay nada imposible para Él. «Porque nada hay imposible para Dios» (Lucas 1:37). Su omnipotencia se manifiesta en la creación del universo, en su control soberano sobre todas las cosas y en su capacidad para realizar cualquier cosa que Él desee. «Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; su entendimiento es infinito» (Salmo 147:4-5). La omnipotencia de Dios es una fuente de gran consuelo para los creyentes, ya que nos asegura que Él tiene el poder para cumplir sus promesas y protegernos de todo mal.

 

«Jehová de los ejércitos ha jurado, diciendo: Ciertamente será como lo he pensado, y se realizará como lo he determinado» (Isaías 14:24). Confiamos en su poder absoluto y en su soberanía perfecta.

Fiel

Dios es fiel y siempre cumple sus promesas. Su palabra es segura y confiable. «Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios; Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones» (Deuteronomio 7:9). La fidelidad de Dios significa que podemos confiar plenamente en su palabra y en sus promesas. «El que os llama es fiel, y Él también lo hará» (1 Tesalonicenses 5:24).

 

Esta fidelidad es una fuente de gran consuelo y seguridad para los creyentes, ya que sabemos que Dios nunca nos dejará ni nos abandonará. «Fiel es Dios, por quien fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor» (1 Corintios 1:9). La fidelidad de Dios nos inspira a ser fieles en nuestra relación con Él y con los demás.

Justo

Dios es perfectamente justo en todas sus decisiones y acciones. Él juzga con equidad y rectitud. «Porque el Señor es justo, y ama la justicia; los rectos verán su rostro» (Salmo 11:7). Su justicia asegura que todo mal será castigado y todo bien será recompensado. «Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro» (Salmo 89:14).

 

La justicia de Dios es imparcial y equitativa, reflejando su carácter santo y perfecto. «El Señor es justo en todos sus caminos, y bondadoso en todas sus obras» (Salmo 145:17). Como creyentes, somos llamados a vivir vidas justas y rectas, reflejando la justicia de Dios en nuestras acciones y decisiones. Su justicia es la base de nuestra esperanza y confianza en que todas las cosas serán puestas en orden según su perfecta voluntad.

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